Conan es la obra más célebre de Robert E. Howard, autor prolífico que se suicidó con tan solo 30 años. Tras la publicación de la primera aventura en la revista Weird Tales, sucesivamente se publicaron a lo largo de los años historias del autor y también numerosas obras bastardas, obras de otros autores que llegaron a interpretarse como propias de Howard. Además, las ediciones recopilatorias de las historias de «Conan el bárbaro» intentaron seguir órdenes cronológicos en la biografía del personaje, contradiciendo la voluntad del escritor, quien escribía las aventuras sin importarle si iban antes o después en el tiempo.Timun Mas hizo una recopilación hace años basada en el orden de escritura, y hace poco reeditó dichos libros. Lo cierto es que me habría gustado descubrir a Conan en mis años de adolescencia, creo que habría sido una lectura muy gratificante. El personaje es un bárbaro procedente de Cimmeria que a lo largo de las historias será ladrón, mercenario, rey y esclavo. Un tipo musculoso, duro en su carácter y convicciones, violento, con las aspiraciones más básicas del hombre: tener fuerza y mujeres bellas. Por eso cautivó a tantos lectores masculinos, y por eso me habría cautivado a mí si lo hubiera leído quince años atrás. Aún así, el primero de los libros recopilatorios me ha gustado, con una calidad narrativa excelente (máxime teniendo en cuenta la celeridad con la que escribía este autor) en algunos casos, e historias geniales como «La torre del elefante». Un libro que entretiene, cargado de hechicería, ciudades antiguas, templos, laberintos, monstruos y combates, aunque es mejor no buscar dobles sentidos ni intenciones. En su argumentación las historias son simples, pero como novelas de aventuras me parecen muy adecuadas, y superan con creces a muchas obras de su estilo de hoy en día.
