“Los Navegantes” es una novela que afronté con muchas expectativas, pero cuya lectura me ha resultado algo densa y difícil. Es una obra bipolar, y me explico: en primer orden, hay que decir que nos encontramos con una novela de fantasía antiépica, no apta para muy menores de edad ni para lectores timoratos. Pretende ser una especie de obra coral, con personajes y situaciones cargados de realismo en un ambiente fantástico, cuya trama transcurre en una guerra que sufre la ciudad santa Arialcanda tras la terrible invasión de los Trinisantos procedentes del norte. Es una novela que pretende ir más allá de las excelentes narraciones bélicas que contiene. El autor relata las vidas de diversos personajes de los dos bandos contendientes, ahondando en sus sentimientos y fobias.
La novela cuenta con expresiones, figuras y narraciones realmente espléndidas, con detalles poéticos como: “Afuera la ventisca hacía revolotear enjambres de nieve”; descripciones descarnadas: “Los presos sudaban la vida por las celdas. Las moscas se quedaban pegadas en la piel. Las ratas correteaban en procesión laica en busca de aire fresco. La cárcel fermentaba.”; también con relatos subidos de tono y de buena factura: “Levantó la falda y contempló con dientes apretados las piernas pequeñas, blancas y perfectas de Boléii. Asistió al espectáculo de ver cómo le ofrecían su intersección. Se abrieron igual que el telón de un teatro. Y al fondo aguardaban agazapados el calor y la humedad agria.”
Vilar nos obsequia con criaturas nacidas de una imaginación perturbadora: los Homúnculos (me encantan), Ladrones de Almas y otras criaturas son muy originales, tanto en el concepto como en sus descripciones. La presentación de la Plaza del Olmo es sobresaliente y la escena del toro de bronce en la hoguera me parece soberbia.
Sin embargo, la voz del narrador se me antoja demasiado irregular. Es cierto que se nota la intencionalidad del autor en este punto, pero para mí es algo excesivo. José Miguel Vilar nos ofrece narraciones preciosas alternando con expresiones demasiado grandilocuentes y, lo más frecuente, frases soeces y vulgares, con vocabulario zafio, que rompen el hilo de la lectura. Es lógico que los personajes tengan un vocabulario coloquial, pero el narrador debería haberse definido entre un extremo u otro, y no saltar aleatoriamente entre ambos.
De pronto, el lector puede encontrarse con frases como: “Se desenpolvaban viejas armas muertas de risa”, “Qué calor hacía, coño”, por parte de un narrador que un párrafo antes tenía un tono armonioso. Eso sí, dentro de este tipo de expresiones las hay cargadas de humor: “Perdidos como un espermatozoide en el conducto anal”.
En definitiva, “Los Navegantes” es una novela distinta, que puede desequilibrar al lector con su cambio de voz narrativa, lo que puede hacer difícil su lectura. Pero lo que sí es cierto es que se trata de una novela original, sin duda.
A mí me chocó también mucho el libro, pero he confesar que me gustó mucho y desde entonces soy un incodicional de la obra de Vilar. Alarido de Dios es aún mejor que Los Navegantes.
Coincido con lo dicho por Álamo. Alarido de Dios es muy buena. Y una vez leídos Los Navegantes y sin que te deje mal sabor de boca ,esta segunda se sale.
desde luego leeré Alarido de Dios. Será una obra más madura sin duda, y contando con la prosa de Vilar, seguro que es buena.