Como suele ser habitual, no me extenderé en la reseña de este original libro. El protagonista, Jesús, un músico que toca jazz, descubre que, cuando sueña, lleva consigo al mundo onírico la ropa o los objetos con los que se había acostado. Con esta premisa se abren multitud de posibilidades que el autor desarrolla espléndidamente con un tono de humor muy refrescante. Jesús viajará al mundo de los sueños con diversos objetos para atestiguar su descubrimiento. Cabalgará una y otra vez entre la realidad y la fantasía, con descripciones detalladas pero hilarantes, aunque algún suceso accidental complicará las cosas y Jesús luchará por solucionarlas, teniendo que recurrir a su novia y amigos en algún momento.
Narrado en primera persona, con un estilo conciso y acertado, es una novela atrevida y original que exige al lector empatizar tanto con el protagonista como con la inverosimilitud de los sueños. Los lectores más racionales quizá se vean abrumados por la incoherencia de algunas situaciones, pero es que los sueños son así, y Roberto plasma esta idea de forma notable. Quien abra su mente al precipitado mundo de la irrealidad, se divertirá sin duda. El único «pero», bajo mi punto de vista, es que el desenlace desmerece con el resto de la novela, creo que se diluye y el autor debería haber ideado un final más acorde con la extravagancia de la obra.
Narrado en primera persona, con un estilo conciso y acertado, es una novela atrevida y original que exige al lector empatizar tanto con el protagonista como con la inverosimilitud de los sueños. Los lectores más racionales quizá se vean abrumados por la incoherencia de algunas situaciones, pero es que los sueños son así, y Roberto plasma esta idea de forma notable. Quien abra su mente al precipitado mundo de la irrealidad, se divertirá sin duda. El único «pero», bajo mi punto de vista, es que el desenlace desmerece con el resto de la novela, creo que se diluye y el autor debería haber ideado un final más acorde con la extravagancia de la obra.
Por cierto, la novela es breve en su extensión, y ya se sabe: lo bueno, si breve…
Gracias por la reseña, Óscar. Y a mí que me gusta el final…
Es el que tengo para leer, después de haber disfrutado de La Luz del Diablo.
Nos vemos el jueves. 😉
Pd. La reseña de Mentes Perversas saldrá en OZ ese mismo día.
A mí me gusta hasta el final. Divertidísima.