Ayer por la noche, a eso de las 21:00 horas, asistí al original «El show del Terror» que David Jasso, Roberto Malo y Clara Laguna (los dos primeros, miembros de Nocte) protagonizaron en el Albergue juvenil de Zaragoza, sito en la calle Predicadores. El show propiamente dicho tenía lugar en la bodega, aunque los visitantes podían descender previamente, si lo deseaban, por la escalinata que constituía uno de los entramados de la antigua cárcel de mujeres. Todo muy tétrico; el lugar era idóneo para augurar un espectáculo de terror.
Al descender a la oscura (y extensa) bodega advertí la presencia de las cámaras y los responsables de grabación ultimando los detalles. Había mucha gente ocupando los asientos y sofás (la mayoría permanecía de pie, ya que la asistencia fue notable), dispuestos alrededor del pequeño escenario entarimado, flanqueado por dos lóbregas entradas, aderezadas con telarañas, arácnidos de goma y algunos murciélagos encaramados a las paredes de piedra. El ambiente prometía una hora de absoluto divertimento. No obstante, siempre hay dudas en los estrenos, y en los rostros de los monologuistas se plasmaba la agitación, mezcla de incertidumbre e ilusión por mostrar el trabajo previo.
Pero centrémonos en el show, que es lo que nos ocupa. Roberto Malo hizo su aparición, como un bribón ávido de aplausos. Ya se dejaba clara la intención de los protagonistas: Habría terror y suspense… y humor, mucho humor, siempre en torno al género oscuro. Con su breve presentación dio inicio el espectáculo, y así anunció la entrada de Clara Laguna, quien a su vez fue sustituida por David Jasso, para después regresar Roberto y elaborar así una rueda de breves monólogos que mantuvieron a los espectadores absolutamente atentos, intrigados en algunos pasajes orales, y divertidos hasta la amplia carcajada tras escuchar las divertidas anécdotas.
Desde la melancólica historia de la «Musiquita», que Clara Laguna interpretó con maestría provocando la tribulación entre el público, el intrigante relato de David con sus visitas a la obscura fresquera cuando era niño, que arrancó fuertes aplausos al culminar, hasta la hilarante historia de Roberto Malo cuando narró su erótica abducción a manos una extraterrestre, estimulando el jolgorio de la sala abarrotada. Todas y cada una de las historias que contaron fueron excelentes.
Cuando el espectáculo terminó, el público se arrancó en aplausos. Después se sucedieron fotografías y felicitaciones a los monologuistas. El show había dejado un muy buen sabor de boca. Ojalá el proyecto salga adelante y guste a quien corresponda para que sea emitido en la televisión. Claro que, debemos tener en cuenta que lo que la pequeña pantalla entiende hoy en día por cultura y entretenimiento, se refiere más bien a mostrar payasos con gafas de pasta, señoronas imbéciles y casposos oportunistas, sin remilgos para bajarse los pantalones, insultar al prójimo o reír a mandíbula batiente según les dicte el realizador. Todo sea por la audiencia.
Sin embargo, donde estén unos buenos monólogos, que se quite la basura. «El show del terror» mostró una vena cómica quizás inexplorada. Una inteligente mezcla de suspense con humor. Yo les auguro mucho éxito.
Al descender a la oscura (y extensa) bodega advertí la presencia de las cámaras y los responsables de grabación ultimando los detalles. Había mucha gente ocupando los asientos y sofás (la mayoría permanecía de pie, ya que la asistencia fue notable), dispuestos alrededor del pequeño escenario entarimado, flanqueado por dos lóbregas entradas, aderezadas con telarañas, arácnidos de goma y algunos murciélagos encaramados a las paredes de piedra. El ambiente prometía una hora de absoluto divertimento. No obstante, siempre hay dudas en los estrenos, y en los rostros de los monologuistas se plasmaba la agitación, mezcla de incertidumbre e ilusión por mostrar el trabajo previo.
Pero centrémonos en el show, que es lo que nos ocupa. Roberto Malo hizo su aparición, como un bribón ávido de aplausos. Ya se dejaba clara la intención de los protagonistas: Habría terror y suspense… y humor, mucho humor, siempre en torno al género oscuro. Con su breve presentación dio inicio el espectáculo, y así anunció la entrada de Clara Laguna, quien a su vez fue sustituida por David Jasso, para después regresar Roberto y elaborar así una rueda de breves monólogos que mantuvieron a los espectadores absolutamente atentos, intrigados en algunos pasajes orales, y divertidos hasta la amplia carcajada tras escuchar las divertidas anécdotas.
Desde la melancólica historia de la «Musiquita», que Clara Laguna interpretó con maestría provocando la tribulación entre el público, el intrigante relato de David con sus visitas a la obscura fresquera cuando era niño, que arrancó fuertes aplausos al culminar, hasta la hilarante historia de Roberto Malo cuando narró su erótica abducción a manos una extraterrestre, estimulando el jolgorio de la sala abarrotada. Todas y cada una de las historias que contaron fueron excelentes.
Cuando el espectáculo terminó, el público se arrancó en aplausos. Después se sucedieron fotografías y felicitaciones a los monologuistas. El show había dejado un muy buen sabor de boca. Ojalá el proyecto salga adelante y guste a quien corresponda para que sea emitido en la televisión. Claro que, debemos tener en cuenta que lo que la pequeña pantalla entiende hoy en día por cultura y entretenimiento, se refiere más bien a mostrar payasos con gafas de pasta, señoronas imbéciles y casposos oportunistas, sin remilgos para bajarse los pantalones, insultar al prójimo o reír a mandíbula batiente según les dicte el realizador. Todo sea por la audiencia.
Sin embargo, donde estén unos buenos monólogos, que se quite la basura. «El show del terror» mostró una vena cómica quizás inexplorada. Una inteligente mezcla de suspense con humor. Yo les auguro mucho éxito.
Gracias, Óscar, por pasarte y por comentarlo tan bien. ¡Un lujo!
Debió de ser impresionante.
Lástima no haber podido estar allí.
¡Muchas gracias por este artículo tan bien escrito y tan entusiasta!
Lo que también fue una maravilla fue el público 🙂
¡Nos vemos en el próximo show del terror! Besos, Clara
que bueno!
De momento la próxima cita confirmada será el 15 de julio en La campana de los perdidos. Así que si alguien quiere pasarse, ya sabe… diversión y terror asegurados.
Óscar, gracias por tu estupenda reseña.